sábado, 15 de agosto de 2009

ARENA EN EL OCÉANO

A los senderos,

que mil veces observaron

las caricias y besos

del grupo de dos.


Al cielo, nubes y estrellas,

que bajo faldas

se crearon una vez

sueños no imposibles.


A las paredes,

internas o de caliza

que nos escucharon,

o bien, sólo a mi me oyen.


A las melodías,

que elevan mis alas

haciendo vacilar,

o tal vez, en la realidad caer.


A las noches.

A las horas.

A las letras.

Y a mi labor.



A la fraternidad.

A la diferencia.

A mis desvelos.

Y a mi ansiedad.



A lo frustrante.

A lo excitante.

A lo que espina.

Y a lo que alimenta.

¡Por mi suelo!

Que no puedo agregar arena

a un océano.


jueves, 6 de agosto de 2009

Llorando como Mayo

Y tu lo sabes,

pero yo lo niego.

Me mentí las cadenas

y desterré tus pasiones,

que egoísta alma.

Y sí, soy egoísta,

porque el habla busca oído,

pero nunca busca

ser un oyente.

Maldita ingrata,

farsante masoquista,

porque sólo dejo caer la lluvia

y me niego al presente.

Y tú, esperando una frase,

permaneciendo al encierro

Y yo, llorando como Mayo.

Y tú, buscando el sol,

Inhalando algún aliento

Y yo,

llorando como Mayo.

Nos confiaste

amor, lealtad incondicional,

caminatas de las manos,

bloqueo de la fría ventisca

y un sin fin de atardeceres.


Nos prometiste

millares de años,

un inmedible latir,

una blanca entrada

y recuerdos inolvidables.


Nos moviste

a nuevas entregas,

conocimiento no en vano,

eterna superación

y un intercambio de haceres.


Te entregamos

agitaciones por tu presencia,

los sueños de almibares,

pureza en los versos

y un órgano vital.


Te donamos

los pensamientos unidos,

los suspiros enloquecidos,

el habla y sus miembros.


Te donamos el equilibio

de yo cuerpo

Y yo alma.


Mas,

se te fueron las promesas

y sólo quedaron

un par atardeceres,

mil millones de amaneceres,

latidos cuestionables,

caminatas solitarias

y recuerdos, inolvidables.