Nos confiaste
amor, lealtad incondicional,
caminatas de las manos,
bloqueo de la fría ventisca
y un sin fin de atardeceres.
Nos prometiste
millares de años,
un inmedible latir,
una blanca entrada
y recuerdos inolvidables.
Nos moviste
a nuevas entregas,
conocimiento no en vano,
eterna superación
y un intercambio de haceres.
Te entregamos
agitaciones por tu presencia,
los sueños de almibares,
pureza en los versos
y un órgano vital.
Te donamos
los pensamientos unidos,
los suspiros enloquecidos,
el habla y sus miembros.
Te donamos el equilibio
de yo cuerpo
Y yo alma.
Mas,
se te fueron las promesas
y sólo quedaron
un par atardeceres,
mil millones de amaneceres,
latidos cuestionables,
caminatas solitarias
y recuerdos, inolvidables.
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