jueves, 6 de agosto de 2009

Nos confiaste

amor, lealtad incondicional,

caminatas de las manos,

bloqueo de la fría ventisca

y un sin fin de atardeceres.


Nos prometiste

millares de años,

un inmedible latir,

una blanca entrada

y recuerdos inolvidables.


Nos moviste

a nuevas entregas,

conocimiento no en vano,

eterna superación

y un intercambio de haceres.


Te entregamos

agitaciones por tu presencia,

los sueños de almibares,

pureza en los versos

y un órgano vital.


Te donamos

los pensamientos unidos,

los suspiros enloquecidos,

el habla y sus miembros.


Te donamos el equilibio

de yo cuerpo

Y yo alma.


Mas,

se te fueron las promesas

y sólo quedaron

un par atardeceres,

mil millones de amaneceres,

latidos cuestionables,

caminatas solitarias

y recuerdos, inolvidables.

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